miércoles, 18 de noviembre de 2015

Francisco no sabe si luterana puede comulgar en misa católica

Incompetencia
(a confesión de parte, relevo de pruebas)
Augusto Padilla


Tomado del Blog amigo “Catapulta


“Ciudad del Vaticano, 16 de noviembre de 2015 (Vatican Information Service).- Ayer tarde el Santo Padre encontró a la comunidad evangélica luterana de Roma en la Christuskirche, donde fue acogido calurosamente por el Pastor Jens-Martin Kruse, que en su discurso de bienvenida recordó también las visitas a la misma iglesia de san Juan Pablo II y de Benedicto XVI.

Después Francisco respondió a las preguntas de tres miembros de la comunidad, un niño y dos mujeres…

La segunda pregunta fue la de una mujer luterana casada con un católico que lamentaba que no podían participar juntos en la Cena del Señor. 

No es fácil para mí responderle -afirmó el Papa- … Pienso en lo que el Señor nos dijo cuando nos dio este mandato: «Haced esto en memoria mía»… Sí, habrá una Cena del Señor, habrá un banquete final en la Nueva Jerusalén, al final. Pero a lo largo del camino me pregunto, y no sé cómo responder: ¿Compartir la Cena del Señor es el fin de un camino o es el viático para caminar juntos? Dejo la pregunta a los teólogos que son los que entienden. Es verdad que, en cierto sentido, compartir es decir que no hay diferencias entre nosotros, que tenemos la misma doctrina… pero ¿no tenemos el mismo Bautismo? Y si tenemos el mismo Bautismo tenemos que caminar juntos… Cuando rezáis juntos, ese Bautismo crece, se fortalece, cuando enseñáis a vuestros hijos quien es Jesús hacéis lo mismo… sea en lengua luterana que en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta es: ¿Y la Cena? Hay algunas preguntas a las que si uno es sincero consigo mismo y con las pocas «luces» teológicas que tengo, hay que responder lo mismo, mirad vosotros. ”Este es mi Cuerpo, esta es mi sangre”, dijo el Señor. «Haced esto en memoria mía», y esto es un viático que nos ayuda a caminar… A su pregunta respondo con otra pregunta: ¿Qué puedo hacer con mi marido para que la Cena del Señor me acompañe en el camino? Es un problema al que debe responder cada uno. Pero un Pastor amigo mío me decía: «Creemos que el Señor está presente allí… Vosotros creéis que el Señor está presente. ¿Y cuál es la diferencia?». «Eh, hay explicaciones, interpretaciones…». La vida es más grande que las explicaciones y que las interpretaciones. Referidos siempre al Bautismo: «Una fe, un bautismo, un Señor», así dice san Pablo y, de ahí sacad las consecuencias. Yo no osaré nunca dar permiso para hacer esto porque no es de mi competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y seguid adelante. No oso decir más”.

[Tomado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede: http://visnews-es.blogspot.com.ar/2015/11/francisco-visita-la-comunidad.html]


Hago mío el comentario de Yves Daodal, quien al referirse al asunto de la luterana le puso el título de “Incompetencia”:

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Las amargas palabras del Papa al término del Sínodo

El enfado del Papa
Las descalificaciones del Papa


Tomado del Blog “Cristo era Sabio” del Portal InfoVaticana.


Las palabras del Papa al término del Sínodo han sido claramente amargas. Epítetos y descalificaciones no han faltado.

Da la impresión a los progresistas de que el Sínodo no ha aportado nada nuevo. Repetir lo de siempre. Lo más que se hace es inocular el virus de la ambigüedad, pero evitando algo de sesgo abiertamente kasperista. ¿Para esto hacía falta tanto lío?

Lo improductivo de este Sínodo parece haber sido la primera preocupación del Papa, que se adelanta a justificar con parrafadas más poéticas que reales para qué ha servido todo esto. Pero la verdad es que, a la prensa mundana, el Sínodo no aporta ningún titular, salvo que manipulen con descaro.

Y aquí vienen los reproches del Papa en negrita:

Significa haber puesto al descubierto a los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso dentro de las enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas.

¿Cuáles son los corazones cerrados? ¿Qué han dicho tan malo? ¿Esconderse dentro de las enseñanzas de la Iglesia no significará corresponderse con las enseñanzas de la Iglesia? ¿Qué significa juzgar? ¿Decir lo que está bien y lo que está mal? Eso es más discernimiento que juicio, en caso de definir el juicio desde una óptica negativa.

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